El “making of” de la acción performativa de Greenpeace en el Museo Guggenheim de Bilbao.

La motivación y el resultado de esta acción tan especial lo conocéis y lo podéis ver con detalle en el comunicado de Greenpeace y en los videos que se han realizado, pero seguro que os gustará también conocer un poco más sobre el “making of”, sobre el diseño y la planificación de esta acción en la que además las voluntarias y activistas de Greenpeace hemos tenido la fortuna de poder participar muy activamente.

Allá por diciembre, compartía con un buen amigo los posibles contactos que teníamos para intentar lanzar un manifiesto de gentes de la cultura vasca que se posicionasen en contra del proyecto de la nueva sede del Museo Guggenheim en Urdaibai.

La casualidad (o el universo “conspirando” a nuestro favor) quiso que unos minutos después justamente nos encontrásemos en la calle con Ricardo Anton Troyas, (Ritxi para los amigos) una de las personas que habíamos mencionado y la conversación fue directa y al lío, y como suele ser habitual en él, nos aportó una visión muy interesante y diferente.

Resumiendo, su idea era que “los humanos” ya habíamos hablado mucho sobre este proyecto, pero que nadie había escuchado a los otros habitantes de Urdaibai, al visón europeo, a la garza, al águila pescadora, a la libélula o a los juncos… nadie les había dado voz y sin embargo ¡son las mayores obras de arte que hay en Urdaibai!

¡Cuánta razón! Pero, ¿cómo lo hacemos? Y ahí sale la vena de des-artistade Ritxi y nos propone que un grupo de activistas lleve al mismísimo Guggenheim esa voz y que lo hagan no con el lenguaje humano de la palabra, sino con el lenguaje de la música, del movimiento, de la imagen… que los humanos quedemos en un segundo plano y demos el protagonismo a quien realmente lo tiene en este caso.

Es una idea brillante y a la vez ambiciosa y arriesgada, en fin, la típica idea que en Greenpeace “nos pone, y rápidamente un pequeño equipo de voluntarias de Bizkaia formado por Ana, Joseba, Lorena y yo mismo, y liderados por nuestra coordinadora Lorea, nos ponemos a trabajar en ella.

Manos a la obra

Hay mil cosas que hacer y nos repartimos las tareas entre todas: explicar la idea a la “oficina” para que la respalden, fijar fecha, convocar un grupo numeroso de activistas y organizar desplazamientos y alojamientos, diseñar un atuendo que permita poner en primer plano a los habitantes de Urdaibai, pensar en un fondo musical, en un movimiento orgánico para el grupo, localizar en el museo el mejor sitio para hacerlo, prever la intervención del personal de seguridad del museo, analizar riesgos legales, etc, etc.

Fijamos la fecha del 2 de febrero, día internacional de defensa de los Humedales, y tras descartar varias ideas como que las activistas porten un gorro, o una diadema, o la cara pintada, decidimos que será práctico y quedará muy bien que cada activista lleve una camiseta con una ilustración de uno de los habitantes de Urdaibai y un antifaz para ocular el rostro humano. Las ilustradoras I. Chapuis y Julia Rouaux serán las encargadas de diseñar 10 camisetas diferentes con este motivo, y las voluntarias de Bizkaia se ocuparán de adquirir y tunear los antifaces con los colores, formas y trazos diseñados por las ilustradoras.

Para la parte de movimiento que hará el grupo, contamos con el gran apoyo de Begoña Juaristi, experta en desarrollo psico-corporal, quien además nos aportará la idea de contar con el músico Pello Ramírez y su fantástico tema instrumental “Urazalean (que significa  “en la superficie del agua”) como el tema que acompañará la acción.

La convocatoria a voluntarias y activistas es todo un éxito y junto a Ana, Lorena, Unai, Andoni, Sonia, Yolanda, Joseba y Pablo de Bizkaia, participan Agustin, Miriam, Rafa, Mikel, Urbina, Mario, Ainhoa, Lorea e Iñaki de la zona norte, y Jose Luis, Christian, Pedro, Agu, Laura, Karen, Emilio y Maria del resto del estado, además de Oscar, Romain y Vero de Extinction Rebellion, y además contamos con la participación de Paz, Sonia, Pedro y Álvaro del equipo de comunicación.

Muchas más voluntarias se apuntaron a la convocatoria y aunque al final no se precisó de su participación, fue ilusionante ver a tantas personas dispuestas.

El día D

Tras una videoconferencia el sábado por la tarde para coordinarnos, el domingo a primera hora nos reunimos en el centro cívico de Atxuri, un espacio municipal autogestionado en un barrio especialmente activo de Bilbao, para repartir “roles”, meternos en la dinámica y ensayar la acción.

Tras distribuir el material y designar a las personas que portarán la pancarta y las que harán depeacekeepers” con la seguridad del Museo, y con la experta ayuda de Begoña, comenzamos a meternos en nuestros “personajes”, a tomar conciencia de lo que pensarán y sentirán ante la destrucción de su casa. Con el apoyo de nuestros pies en la tierra, de la apertura de nuestro cuerpo, de la mirada de nuestros compañeras y de los inspiradores compases de Urazalean, vamos conectando con Urdaibai, con sus moradores y con nuestras compañeras de acción, moviéndonos natural y orgánicamente, fluyendo, volando, gritando con nuestros movimientos la voz de los que necesitan ser escuchados…

A partir de ahí ya solo quedaba la parte “fácil”: perfectamente “enchufadas” a nuestro propósito como estábamos, llegó el momento en el que comenzó a sonar Urazalean en la sala 303 del Museo Guggenheim de Bilbao, y 30 activistas de Greenpeace nos despojamos de nuestros abrigos y de nuestra apariencia de simples visitantes para mostrar nuestros verdaderos rostros en ese momento, los rostros del visón, del águila pescadora, del avetoro, de los juncos, del carricerín cejudo, de la espátula, de la garza, de la libélula, de la salicornia y de la zostera.

En perfecta armonía con la música comenzamos a movernos por la sala y a gritar sin palabras “No destruyáis nuestra casa!” sin que hubiera forma de que el personal de seguridad del museo pudiese detenernos a pesar de sus esfuerzos iniciales, desistiendo finalmente y permitiendo, como no podía ser de otro modo, que la voz de los habitantes de Urdaibai resonara con toda su fuerza en el corazón mismo del Museo.

El resto es fácil de imaginar, el desalojo por parte de la Ertzaintza (incluidos sus comentarios de “complicidad” con nuestra causa), la celebración posterior, la difusión en medios y redes, y la vuelta de cada cual a su casa y a su normalidad… por ahora.

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