5 TENDENCIAS CLAVE DEL NUEVO PARADIGMA SOCIAL Y ECONÓMICO (2)

Lur Denok Astigarraga_41

Vista de uno de los invernaderos del proyecto de agricultura ecológica y cercana Lur Denok, en Astigarraga

Hace dos años inicié lo que pretendía ser una serie de post sobre las que para mí son las 5 tendencias fundamentales del cambio de modelo económico y social al que nos dirigimos.

Inicié la serie con la clave COLABORACION y hoy vamos a por la segunda (prometo que la siguientes no se harán esperar otros dos años):

2.- La RELOCALIZACION

Una de las bases actuales de nuestro sistema económico es el de la «Globalización», entendiendo como tal el principio de que los bienes y servicios que consumimos pueden y deben ser producidos en aquellos lugarles del mundo que permitan la maximización del beneficio para las empresas, sin importar el coste social o ambiental que esto pueda producir. La eliminación de las barreras al tráfico del comercio y del dinero junto a la creación de mega empresas transnacionales, han sido factores determinantes para lograr dicha Globalización.

El efecto más inmediato de este proceso ha sido el impresionante abaratamiento de los precios de los bienes que consumimos y en consecuencia la puesta al alcance de grandes capas de la población de todo tipo de bienes que hasta hace sólo unas décadas estaban reservados a las clases más pudientes. Esto hecho ha ejercido un efecto anestesiante en la ciudadanía que durante mucho tiempo ha elegido regocijarse en las estanterías repletas de los centros comerciales sin cuestionarse las consecuencias a medio y largo plazo de este modelo.

Pero el largo plazo siempre acaba por llegar y hoy nos damos cuenta de las consecuencias nefastas de este modelo: una crisis energética y ambiental sin precedentes provocada en gran medida por el descomunal tráfico de mercancías a lo largo y ancho de todo el mundo; el empobrecimiento progresivo de grandes capas sociales en todo el mundo obligadas a competir entre sí por el salario más bajo, por la legislación laboral más permisiva, por las condiciones sociales más precarias; un consumismo desaforado que pone patas arriba nuestros valores pero que ni nos enriquece realmente ni nos hace más felices…

La incorporación de los costes de transporte reales, de los costes ambientales y sociales del modelo «deslocalizado» nos muestran las ineficiencias del mismo frente a una producción distribuida y localizada en el ámbito más cercano posible al consumidor final, en la que además se eliminan innumerables intermediarios improductivos cuya única función parece ser la de mover de un lado a otro la mercancía quedandose en el camino con buena parte de los beneficios que debieran ir a los productores.

Por contra, vemos como en los últimos años estan surgiendo cada vez más colectivos, movimientos y planteamientos en torno al consumo responsable, al impulso del consumo de productores locales como un elemento clave del desarrollo económico y social equilibrado, a la creación incluso de grupos de consumidores que se juntan en torno a productores locales, etc, etc.

Se trata de un movimiento que está creciendo exponencialmente en todos los ámbitos económicos, dando lugar a nuevos ecosistemas de actividad que se retroalimentan y que actúan como caldo de cultivo de nuevos proyectos.

A mi juicio, sin duda, esta es una de las claves de lo que viene

 

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