Acaba el año y esta manera de contar el tiempo (como periodos que empiezan y terminan, en lugar de como un continuo) nos da la oportunidad de pararnos un poco, revisar el camino recorrido el año anterior y mirar hacia el siguiente preparando la ruta que seguiremos.
Esta es una dinámica muy buena y positiva ya que nos permite asegurarnos de que vamos en la dirección que queremos y corregir el rumbo si es necesario, en lugar de simplemente dejarnos llevar por la vida.
Para no caer en la trampa de esos «buenos propósitos» que realmente nunca cumplimos, y hacer un ejercicio de revisión y reflexión que verdaderamente nos sea útil, es importante hacer algunas cosas.
Tómate un poco de tiempo tranquilo contigo mismo para revisar lo sucedido en el año que acaba, lo que has aprendido, evolucionado, etc. Hacerlo con un cuaderno y un boli a mano te puede venir muy bien.
En otro rato de tranquilidad siente qué te gustaría hacer el año próximo en el corto plazo, es decir, qué te gustaría hacer que tenga resultado dentro del propio año. Y luego piensa a más largo plazo, a varios años, y siente en qué te gustaría sembrar este año para cosechar en los siguientes. Aquí seguramente no podrás concretar mucho pero no importa aún.
Con lo anterior en mente (o mejor en tu cuaderno o diario), piensa en qué ámbitos de tu vida quieres evolucionar más concretamente este nuevo año. Puede ser en tu vida profesional, en tu vida familiar, en tu vida interior, en tu economía, en tus relaciones, en tus aprendizajes… pueden ser varios de ellos en los que quieras trabajar este año.
En cada uno de los ámbitos identifica lo que te gustaría hacer y si es en el corto plazo o en el largo plazo. Ese «hacer» puede consistir en varias cosas: puede ser adquirir un nuevo hábito, aprender o descubrir algo nuevo, dejar de hacer algo que no te está haciendo bien, etc.
Siente la energía que te genera leer lo que te propones hacer. Reúne tus fortalezas, recuerda las cosas que te propusiste antes y lograste (las que no, no importan), imagina cómo te sentirás cuando hayas logrado tus metas.
Por último, de cada cosa que vayas a hacer, apunta cual será el primer paso que vas a dar para conseguirlo. Podría ser algo así:
A partir de ahí, si lo vas revisando de vez en cuando, apuntando los siguientes pasos, y reajustando, podrás ver la evolución y los avances que vas consiguiendo.