
A veces pasar más tiempo contigo mismo o poner en claro tus ideas a través de un diario no son herramientas suficientes para ayudarte en tu autoconocimiento y tu mejora personal.
Compartir con alguien tus «cuitas», tus pensamientos, es una herramienta muy valiosa también.
Una conversación con alguien que te quiere, alguien de tu familia o una amistad, puede ser muy reveladora y sanadora. Porque al verbalizar los pensamientos, lo materializamos y muchas veces solo con eso pierden buena parte de su poder negativo.
En otras ocasiones, la conversación nos ayuda a buscar otro punto de vista diferente, una perspectiva de la que no nos habíamos percatado.
Cultivar relaciones que te puedan aportar esta posibilidad en un momento dado es una labor muy importante en tu vida. Haz recuento mental de a cuantas personas podrías pedir que te escucharan durante una hora y que te pudieran dar contraste valioso…
Y por otro lado, has de tener la disposición para hacer lo mismo con otras personas, siendo tu en este caso quien sirva de contraste y de ayuda cuando lo necesiten. No solo es pedir, también es dar.
No siempre es fácil dejarse ayudar, aconsejar, contrastar. Necesitas un poco de humildad y dejar tu ego a un lado por un tiempo, y abrir tu mente, y escuchar, no solo hablar, y todo ello es complicado cuando estás en una situación de preocupación o de angustia.
Pero los beneficios son abrumadores y conocidos.
No te avergüences de pedir ayuda. Como un soldado atacando una muralla tienes una misión que lograr. ¡Y qué si te han herido y necesitas apoyarte en un compañero! MARCO AURELIO