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¿Qué sucede cuando morimos?

Es una pregunta a la que todas las escuelas filosóficas y todas las religiones han tratado de dar respuesta a lo largo de la historia de la humanidad.

Hay muchas creencias y ninguna evidencia por lo que todas ellas son igualmente posibles, o no. Cada cual se hace su composición y es la que vale puesto que no hay forma de demostrar si será acertada o no.

Personalmente me parece fenomenal quien cree que tras la muerte le espera la vida eterna, el paraíso, la reencarnación o lo que sea. No tengo ninguna evidencia de que no tengan razón, ni de lo contrario.

Supongo que, además del condicionante de la cultura en la que hayas nacido, cada cual «escoge» la creencia que mejor le sirve para convivir con serenidad con sus miedos y sus fantasmas frente a la muerte. De algún modo, nos «inventamos» lo que sucederá tras la muerte en función de lo que nos gustaría que verdaderamente sucediese.

Mi creencia es que todo lo que existe en el universo forma parte de un todo: cada persona, cada animal, cada planta, cada ser, cada estrella, cada planeta… somos como una nota de una melodía infinita. Cada nota es única e imprescindible para esa melodía. Si una nota no existe, la melodía es diferente. Y cada nota suena un instante, más o menos prolongado, pero efímero en todo caso. La nota suena y después desaparece como tal, y lo que permanece es la melodía a la cual ha contribuido haciéndola única e irrepetible gracias a su existencia.

Mi creencia es que mi vida es esa breve nota que suena y que conforma esa infinita y universal melodía. Y no creo que haya nada cuando termine de sonar porque precisamente es lo que debe suceder para que la melodía continúe y sea armoniosa y bella.

Mi creencia no es que debo «portarme bien» en esta vida para tener mi recompensa en el más allá, o para tener una buena reencarnación… mi creencia es que debo ser la nota adecuada, armoniosa y delicada que contribuya de la mejora manera posible a la melodía infinita del universo.

¿Tendré razón? Sinceramente no me importa mucho porque como toda creencia, esta también está construida para darme sentido y propósito, y eso es lo realmente importante para mí.

Memento mori

Este viernes pasado un amigo y compañero, al llegar a casa, encontró a su pareja en el suelo de la casa, muerta por alguna causa natural…

No puedo ni imaginar ese momento y por lo que estará pasando estos días él y todas las personas cercanas.

La muerte a veces es así, totalmente imprevisible, inoportuna, traicionera e injusta.

Más o menos nos hacemos cargo de que una persona mayor (este concepto se va alargando cada vez más, ahora estará por encima de los 80 o 90 años) es «natural» que acabe falleciendo, y esta es la clase de muerte que toleramos más o menos bien.

Pero una muerte repentina con sesenta y pocos? Un accidente a los cuarenta y tantos? Una enfermedad a los veinte y pico? Y no digamos un fallecimiento en edad infantil o adolescente… son auténticas tragedias.

Afortunadamente la ciencia (en especial la medicina y la farmacología) y el desarrollo de nuestra civilización han reducido de manera radical la mortalidad en edades tempranas y alargado la esperanza de vida del conjunto de la población hasta niveles inéditos en la historia de la humanidad.

De hecho hay personas con recursos económicos casi ilimitados buscando expresamente la manera de alargar aún más la vida, su vida, lo suficiente como para, entre tanto, descubrir la inmortalidad. Y no están bromeando, quizá lo consigan.

Socialmente la muerte ha dejado de estar presente en nuestras vidas. La mayoría de las personas mueren en hospitales o residencias, con muy pocas personas cercanas a su alrededor. Cada vez hay menos «funerales» o similares y por supuesto ninguno es «de cuerpo presente». Ya casi no se visitan las tumbas de las personas allegadas fallecidas. El duelo hay que pasarlo rápido y seguir viviendo.

Aún y con todo ello, vamos a morir, y todas las personas a las que queremos y apreciamos también. Confiamos en que sucederá cuando seamos muy mayores, y en un lógico y razonable orden de «antigüedad»… pero aunque sea la situación más probable, no es totalmente imposible que alguna tragedia se cruce en nuestro camino durante nuestra vida.

Nuestros amigos estoicos nos advierten sobre la necesidad de no perder de vista la posibilidad real de morir en cualquier momento. La posibilidad de que cualquiera de nuestros seres queridos desaparezcan de la noche a la mañana. No para angustiarnos ni para insensibilizarnos, sino para intentar aceptar en paz lo que no podemos evitar ni controlar.

Algunas citas estoicas suenan aparentemente duras, insensibles e incluso crueles. Pero conviene leerlas unas cuantas veces con tranquilidad y templanza, ejercitarse de vez en cuando serenamente en lo que inevitablemente nos acabará tocando vivir:

¿Te digo yo que no muestres tu emoción en un funeral? Claro que no. Sería algo cobarde, no valiente, ver la muerte de los tuyos como si siguieran con vida, y no ser conmovido cuando tu familia se desmiembra. SÉNECA

Nunca te diré que no sientas pena ante una pérdida, pero más de la necesaria es solo vanidad. SÉNECA

Deja que tus lágrimas fluyan, pero deja también que cesen. SÉNECA

Una parte de las personas que amamos sigue con nosotros. Ese tiempo pasado nos pertenece. SÉNECA

Cuando des un beso a tu hijo, recuerda que estás besando a un mortal. EPICTETO

Nadie se alegra menos de tu tristeza que la persona a la que se la ofreces. O bien no quiere que sufras, o bien no sabe que lo haces. Así que tu emoción no cumple ninguna función. Tus lágrimas no ayudan a nadie, y no tiene sentido prolongar lo inútil. SÉNECA

Es absurdo lamentarse por carecer de algo o porque algo te afecta adversamente. No debes sorprenderte o indignarte por las cosas que afectan a todos los humanos: muerte, enfermedad, accidentes… Cualquier cosa que el universo ponga en tu camino, acéptalo con la cabeza alta. No seas molestado por lo que no puedes evitar. SÉNECA

Ten presente cada día la muerte, el exilio y otras catástrofes. EPICTETO

Afrontamos con más valentía aquello para lo que nos hemos preparado. Los que nunca se anticiparon son presa del pánico ante hechos insignificantes. Debemos asegurarnos de que nada nos pilla por sorpresa. Y dado que es la falta de familiaridad la que hace a las cosas más imponentes de lo que son, este hábito de reflexión constante asegurará que no eres un novato ante cualquier tipo de adversidad. SÉNECA

Podrías morir ahora mismo. Que esto determine lo que haces y piensas en cada momento. MARCO AURELIO

La fuente de muchos males del hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte. EPICTETO

Piensa que la muerte no es nada para ti, ya que todo depende de tu percepción, y la muerte representa el cese de la percepción. Mientras existimos la muerte no está presente, y cuando la muerte se presenta, nosotros ya no existimos. SÉNECA

Nos equivocamos al buscar la muerte en el futuro, porque gran parte de la muerte reside en el pasado. Los años que están detrás de nosotros están ya en manos de la muerte. SÉNECA

Los años que nos quedan por vivir

A mis 51 años es muy muy improbable que vaya a vivir otro tanto como lo que ya he vivido.

Incluso con los hábitos más saludables (no fumar, beber poco, controlar el peso, dormir bien, mantener el estrés a raya, hacer ejercicio moderado, ser sociable, mantenerme mentalmente activo) y si la genética y la suerte me acompañan, puede que viva otros 25, 30 o a lo sumo 40 años. También me puedo morir mañana, pero no es muy probable y además me viene fatal 😉

Cada año es una año menos que me queda por vivir. Parece una obviedad, pero cuando era más joven no lo veía así, más bien al contrario: cada año era un año mayor y podía hacer más cosas que el anterior.

Aún así, 25 o 30 años son muchos años aún. Son más o menos los mismos que he llevado una vida «independiente», los mismos que desde que empecé a hacer «mi vida» y me han dado mucho de si, ya lo creo.

Pero, ¿cómo aprovecharlos adecuadamente? ¿Cómo estar seguro de llegar al final, echar la vista atrás y pensar «he tenido una buena vida, he aprovechado el tiempo que se me ha dado»?

Mis filósofos estoicos de cabecera le dieron muchas, pero muchas vueltas a esto y de entre las páginas y páginas que escribieron sobre el tema, hay algunas enseñanzas que me resultan especialmente inspiradoras.

Lo primero es tomar conciencia de que el tiempo es nuestra más preciada posesión y debiéramos cuidarla y utilizarla en consecuencia:

Lo único que nos pertenece es nuestro tiempo.- SÉNECA

Las personas son cuidadosas con su propiedad personal, y sin embargo derrochan su tiempo con facilidad, precisamente con lo que deberían ser más avariciosos. – SÉNECA

Nadie valora el tiempo, y lo gastamos de manera extravagante. Pero piensa en la reacción de esas mismas personas cuando el médico les dice que su muerte está cerca. Estarían dispuestos a dar todo lo que tienen por vivir un poco más. – SÉNECA

Despilfarrar el tiempo, derrocharlo en cosas inútiles o que no merecen la pena es algo de lo que tenemos que estar siempre pendientes, aprendiendo a no dedicar tiempo a lo que no nos aporta nada bueno (y ojo, eso no significa para nada no tener tiempo para el ocio, para el descanso o el disfrute)

No es que tengamos poco tiempo, sino que desperdiciamos mucho. La vida, si sabes usarla, es larga. – SÉNECA

Pensamos que solo compramos cosas que pagamos con dinero, mientras que consideramos gratis las cosas que pagamos con nuestro tiempo. – SÉNECA

No pases el tiempo que te queda pensando en las opiniones de otros, ya que te aleja de tu propio trabajo. – MARCO AURELIO

Es mucho mejor curarse que buscar venganza por el daño. La venganza desperdicia mucho tiempo y te expone a nuevas heridas. – MARCO AURELIO

Cuánto tiempo ahorra el que no se da la vuelta constantemente para ver lo que su vecino dice, hace o piensa. – MARCO AURELIO

La mayoría de lo que hacemos y decimos no es esencial. Si lo puedes eliminar ganarás tiempo y tranquilidad. Pregúntate en todo momento, ¿es esto necesario? – MARCO AURELIO

No des a las cosas pequeñas más tiempo del que merecen. – MARCO AURELIO

Cuántos han robado parte de tu vida cuando no eras consciente de lo que perdías. Cuánto has desperdiciado en preocupaciones infundadas, deseos avariciosos y diversiones sociales. Y qué poco de tu tiempo te quedó para ti.- SÉNECA

Ojo a lo que le prestas atención y en lo que te enfocas, no pierdas tiempo pensando en lo que dirán los demás, pensando en la venganza o preocupado por lo que hacen o dicen otros. No dejes que otras personas, preocupaciones o deseos vanos te roben el tiempo.

Y sobre todas las cosas, deja ya de postergar lo que quieres hacer! No lo dejes para mañana!

El mayor lastre de la vida es la espera del mañana y la pérdida del hoy. – SÉNECA

La postergación es el mayor derroche de vida: se lleva los días según llegan, y nos niega el presente al prometernos el futuro. El principal obstáculo para la vida es la expectativa, que nos atrae con el mañana y nos hace perder el hoy. – MARCO AURELIO

Recuerda cuanto tiempo llevas postergando esto. Tu tiempo es limitado. Si no lo usas para liberarte se habrá ido, y nunca regresará. – EPICTETO

Piensa en todas las veces que te has dicho «Lo haré mañana». Tu tiempo es limitado, usa cada momento sabiamente. – MARCO AURELIO