Millones anhelan la inmortalidad y no saben qué hacer con sus vidas una lluviosa tarde de domingo. – SUSAN ERTZ
Últimamente le estoy dando muchas vueltas al tema del «uso» del tiempo y como centrarme adecuadamente entre mis dos pulsiones extremas que son por un lado intentar hacer productivo cada minuto y por otro lado querer pasar el tiempo sin hacer nada… hace poco un buen amigo me decía que era el vago más currela del mundo, y me sentí muy identificado con esa idea.
Mi debate interno va por estos lares:
- Me gusta trabajar, me gusta mi trabajo actual. Mi trabajo me hace crecer y desarrollarme como profesional, pero también como persona. Además mi trabajo es de ese tipo del que podrías dedicarle 24/7 y aún así no se acabaría nunca, siempre habría algo más que poder hacer. Esa combinación de trabajo infinito con placer por trabajar me ha llevado a que ha habido épocas en las que era un auténtico workaholic y es un lugar al que no merece la pena llegar.
- Por otro lado me gusta no hacer nada, no solo no hacer nada «productivo» sino nada de nada, simplemente pasar el rato. Pero luego me siento fatal porque pienso que el tiempo es lo más valioso que tengo y que lo estoy malgastando miserablemente.
- Y por otro lado tengo sueños, ideas, proyectos a los que podría dedicar también mucho tiempo y no sería exactamente «trabajo»… pero un poco también… y entonces quizá volver a caer en la adicción.
En este post anterior citaba unas cuantas inspiradoras reflexiones que básicamente nos invitan a no desperdiciar el tiempo, a no postergar, a no malgastarlo en cosas que no merezcan la pena.
Por otro lado, también hay algunas ideas interesantes sobre la idea del descanso:
Debemos relajar la mente de vez en cuando. Volverá fortalecida a su trabajo tras el descanso. – SÉNECA
No debemos mantener la mente en constante tensión, sino darle espacios de distensión. El placer en moderación relaja la mente y le da equilibrio. – SÉNECA
Te digo: haz lo que la naturaleza demanda de ti. Y respondes: el descanso también es necesario. Y es cierto, la naturaleza demanda cierto descanso, así como cierta comida y bebida. Sin embargo tiendes a ir con todo esto más allá de lo necesario, y a quedarte corto a la hora de hacer lo que debes. – MARCO AURELIO
La verdad que aún no soy capaz de encontrar un equilibrio adecuado (escribo a ver si eso me ayuda a lograrlo) pero sí voy teniendo algunas pistas que pienso ir explorando:
- Hay actividades para «pasar el tiempo» que ya no es que no sean productivas, es que no me aportan nada en ningún sentido y además cuando las hago me siento mal conmigo mismo: vagar por las redes sociales, jugar a juegos en el móvil, estar delante de la tele pero sin ver nada en concreto, y cosas así. Este tipo de cosas sí son claramente malgastar el tiempo y estoy tendiendo a abandonarlas completamente.
- El trabajo no puede ser mi única afición, por mucho que me guste.
- Aprovechar el tiempo no tiene que ver solo con hacer cosas. Pasar tiempo a solas conmigo mismo es importante también. No sea que acabe siendo un desconocido para mí mismo.
- Los días buenos, esos en los que siento que he aprovechado el tiempo pero no que estoy agotado, son días en los que efectivamente he podido hacer muchas cosas distintas como trabajar, pasear, cocinar, charlar, hacer tareas de casa, pensar, leer, escribir, pero ninguna de ellas de manera «compulsiva». Parece que una clave de nuevo es la moderación, especialmente en aquellas cosas que me gustan y que son aparentemente positivas.