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La mentira sobre perseguir tus sueños

Ana Peleteiro Brión es una atleta española, plusmarquista nacional en la modalidad de triple salto en todas las categorías de edad a partir de sub-18.​ Es la actual subcampeona de Europa en pista cubierta de su especialidad​ y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Nuestra sociedad se basa en un conjunto de creencias, muchas de las cuales son absolutamente falsas y gravemente perjudiciales para la gran mayoría de las personas.

Una de estas grandes mentiras es que si deseas algo con pasión y te esfuerzas por ello, puedes lograr cualquier cosa que te propongas. Constantemente vemos «ejemplos» de personas exitosas que nos dicen que solo con su pasión y su esfuerzo (en algunos casos solo con desearlo con mucha fuerza) han logrado todo lo que se han propuesto. Y es completamente mentira.

No pasaría nada, sería una creencia inocua si no tuviera un reverso tremendamente pernicioso: si cualquiera puede conseguir lo que quiere con un poco de esfuerzo… entonces, toda persona que no tiene lo que quiere es simplemente porque no se esfuerza lo suficiente. En consecuencia, cada cual es responsable último de su suerte.

Y este es el mundo que estamos construyendo. Un mundo donde la desigualdad va creciendo de manera exponencial con el tiempo, pero donde si no tienes «éxito» es porque no te lo mereces, porque no te has esforzado lo suficiente, porque no lo has querido verdaderamente. Un mundo en el que tu esperanza de vida y la calidad de la misma depende en un 99% del lugar donde nazcas, del color de tu piel, del nivel económico de tu familia, pero donde se te juzgará, y lo que es peor te juzgarás tú, solo por tus «resultados», independientemente del punto de partida.

La brutal presión que esta infame creencia ejerce sobre todas las personas de todas las edades y condiciones está causando enormes problemas de todo tipo, incluidas graves consecuencias sobre la salud mental de amplísimas capas de la población mundial.

El estoicismo nos recuerda que el éxito y el fracaso están fuera de nuestra zona de control, dependen de innumerables factores y que nuestro esfuerzo puede tener recompensa o no, por lo que debemos desligarlos completamente.

Donde sí que tengo pleno control es sobre «quién soy» yo, sobre lo que siento, pienso y hago. El resultado que obtenga dependerá de mil factores externos. Pero lo importante es «la nobleza de los recursos utilizados«.

Así que la próxima vez que te mires al espejo y veas todos tus fracasos, no te apures tanto, y trata de emplear recursos más nobles la próxima vez. Y si te miras y ves tus éxitos, no te emociones mucho, porque en su mayor parte será fruto de la fortuna, de la herencia, de la genética, de la posición social, etc, etc.

No son tus éxitos y tus fracasos los que te definen, sino tus sentimientos, tus pensamientos y tus acciones.

El éxito y el fracaso, el dolor y el placer, la riqueza y la pobreza. Todas estas cosas ocurren a personas buenas y a personas malas, y por tanto no traen nobleza ni vergüenza. MARCO AURELIO

El hombre sabio se preocupa por la intención de sus acciones, no por sus resultados. Nuestra acción inicial está bajo nuestro control, pero la fortuna determina su final. SÉNECA

¿Qué sucede cuando morimos?

Es una pregunta a la que todas las escuelas filosóficas y todas las religiones han tratado de dar respuesta a lo largo de la historia de la humanidad.

Hay muchas creencias y ninguna evidencia por lo que todas ellas son igualmente posibles, o no. Cada cual se hace su composición y es la que vale puesto que no hay forma de demostrar si será acertada o no.

Personalmente me parece fenomenal quien cree que tras la muerte le espera la vida eterna, el paraíso, la reencarnación o lo que sea. No tengo ninguna evidencia de que no tengan razón, ni de lo contrario.

Supongo que, además del condicionante de la cultura en la que hayas nacido, cada cual «escoge» la creencia que mejor le sirve para convivir con serenidad con sus miedos y sus fantasmas frente a la muerte. De algún modo, nos «inventamos» lo que sucederá tras la muerte en función de lo que nos gustaría que verdaderamente sucediese.

Mi creencia es que todo lo que existe en el universo forma parte de un todo: cada persona, cada animal, cada planta, cada ser, cada estrella, cada planeta… somos como una nota de una melodía infinita. Cada nota es única e imprescindible para esa melodía. Si una nota no existe, la melodía es diferente. Y cada nota suena un instante, más o menos prolongado, pero efímero en todo caso. La nota suena y después desaparece como tal, y lo que permanece es la melodía a la cual ha contribuido haciéndola única e irrepetible gracias a su existencia.

Mi creencia es que mi vida es esa breve nota que suena y que conforma esa infinita y universal melodía. Y no creo que haya nada cuando termine de sonar porque precisamente es lo que debe suceder para que la melodía continúe y sea armoniosa y bella.

Mi creencia no es que debo «portarme bien» en esta vida para tener mi recompensa en el más allá, o para tener una buena reencarnación… mi creencia es que debo ser la nota adecuada, armoniosa y delicada que contribuya de la mejora manera posible a la melodía infinita del universo.

¿Tendré razón? Sinceramente no me importa mucho porque como toda creencia, esta también está construida para darme sentido y propósito, y eso es lo realmente importante para mí.

Creer para ver

Mientras que una persona disfruta cuando mejora su granja y otra su caballo, yo disfruto al mejorarme a mí mismo a diario – EPICTETO

Dice el refranero popular que hay que «ver para creer», pero en realidad nuestra mente funciona más bien al revés: vemos lo que creemos.

Nuestra mente es como nuestro «script«, actúa por su cuenta y su cometido es mantener la coherencia de nuestra película, es decir, del cuento que nos contamos cada día sobre nosotros, sobre las demás personas y sobre el mundo.

Esto es así por pura cuestión de supervivencia: imaginaos que a cada momento tuviésemos que estar revisando conscientemente todo lo que vemos y lo que nos sucede, todo lo que pasa a nuestro alrededor, y decidiendo expresamente si lo incorporamos a nuestra historia o no. Sería absolutamente imposible y por eso nuestra mente se ocupa de ello en nuestro lugar y de manera automática y autónoma.

Para hacerlo, nuestra mente sigue un criterio simple y lógico: lo más importante es mantener la coherencia de nuestra historia y por lo tanto incorporar todo aquello que concuerda y desechar lo que no (sesgo de confirmación) Nuestra mente amoldará la realidad para que concuerde con nuestra historia y si es necesario puede llegar a modificar e incluso inventar vivencias y recuerdos para mantener dicha concordancia.

Nos convertimos en filósofos para descubrir la verdad y lo que es simplemente el resultado accidental de razonamientos equivocados, juicios apresurados o lecciones bien intencionadas pero equivocadas de nuestros padres y profesores. – EPICTETO

La ciencia moderna, en especial la psicología y la neurociencia han demostrado lo que la filosofía clásica ya intuía: que no vemos la realidad como es sino como creemos que es. Nuestra mente nos hace de «guía» por esa realidad y nos enseña las cosas que nos interesan y oculta las que no.

Por eso es tan importante la reflexión, la introspección, el autoconocimiento. En definitiva, dialogar con nuestra mente, con ese script, guía, asistente virtual o como lo queráis imaginar.

La tranquilidad depende del buen ordenamiento de la mente, lo único que realmente te pertenece. – MARCO AURELIO

Porque nuestra mente puede ser nuestro mejor apoyo o nuestra perdición en la vida. Y depende de que la entrenemos, la eduquemos, la revisemos habitualmente y la confrontemos con cariño y con firmeza.

Hay unas cuantas prácticas que podemos incorporar a nuestro día a día y que nos ayudarán a poner nuestra mente al servicio de nuestra felicidad y nuestro bienestar. Pero mejor que os lo cuenten los maestros estoicos:

Cuando conozcas a alguien pregúntate desde el principio cuáles son sus creencias sobre lo que es bueno y malo en esta vida. Cuando alguien actúe como tu enemigo, te insulte o se oponga a ti, recuerda que simplemente está haciendo lo que le parece correcto en ese momento, no sabe actuar mejor.- EPICTETO

No podemos elegir a nuestros padres, porque los asigna el destino. Pero podemos elegir de quienes queremos ser hijos. – SÉNECA

Es útil definir un guardián, alguien a quien admirar, para que participe en tus pensamientos. Vive como si estuvieras siempre bajo la mirada de alguien noble. Es cuando estás solo que sueles obrar mal. – SÉNECA

Examina las cosas que aparecen en tu mente. Considera con objetividad lo que dicen los demás, y establece después tus propias convicciones. – EPICTETO

Si un evento externo te causa malestar, no es el evento en sí el que te daña, sino tu juicio sobre él. Y tienes el poder de cambiar tu juicio. – MARCO AURELIO

No dejes que la intensidad de una primera impresión te arrastre al golpearte. Responde así cuando llegue: «Espérame un poco, impresión, deja que vea quién eres y qué representas, deja que te ponga a prueba». – EPICTETO

Es más fácil controlar las impresiones cuando son pequeñas que cuando ganan fuerza. – SÉNECA

En definitiva, no hay nada más importante en la vida que cuidar de lo que creo y de mis percepciones, porque son las que van a guiar a mi mente a contarme mi realidad, mi historia y mis relaciones. Y de todo ello va a depender mi felicidad y mi bien vivir,

Vigila constantemente tus percepciones, ya que estás protegiendo algo nada despreciable: tu respeto, tu valía, tu templanza, tu serenidad. En una palabra, tu libertad.
EPICTETO

PD IMPORTANTE: Este blog es un espacio de conversación. Te agradezco infinitamente si dejas algún comentario, reflexión, opinión, contraste, idea alternativa o lo que quieras, siempre con educación y con ánimo de profundizar, crecer e inspirarnos mutuamente. Gracias!