
“La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos; por lo tanto, actúa como corresponde, y ten cuidado de no entretenerte en nociones inadecuadas para la virtud y la naturaleza razonable.” – Marco Aurelio
Quienes me conocéis sabéis de mi trayectoria profesional y cómo llevo unos cuantos años dedicado a cambiar radicalmente la cultura y la manera de funcionar de numerosas organizaciones de todo tipo.
Después de toda la experiencia acumulada, si en el siguiente proyecto que me tocase liderar, el genio de la lámpara me concediese un solo deseo antes de empezar para asegurar el éxito, sin duda le pediría que todas las personas empezasen a “pensar bien”.
Para mí pensar bien significa confiar en las demás personas, en que nada de lo que hacen y dicen es para dañarme, y de ese modo nunca salgo herido.
También significa que si lo que veo o leo o escucho me lleva a pensar mal de alguien, intento rápidamente apartar ese pensamiento y otorgar antes el beneficio de la duda, lo que me permite indagar en lugar de suponer e inventar.
Pensar bien significa que si alguien hace o dice algo que no me cuadra, o que me cabrea o me duele, pienso que seguramente me estoy perdiendo parte de la película y que algo está pasando que no conozco y que cuando lo sepa, muy posiblemente se aclarará todo.
En definitiva, pensar bien quiere decir que antes de juzgar y reaccionar ante lo que el mundo me pone delante, trato de hacer una pausa y situarme de manera que mi reacción me ayude, me haga mejor y más feliz.
Cuando en una reunión o en una conversación con alguien, por el motivo que sea, notes que estás empezando a “pensar mal”, puedes utilizar alguna de estas cuatro herramientas:
- Piensa, ¿de verdad me importa tanto esto que me está diciendo o haciendo esta persona?
- En lugar de conversar en tu cabeza e inventar, indaga, pregunta, aclara lo que no te cuadra, asegúrate de que si tu juicio es correcto.
- No te lo tomes como algo personal, nadie puede dañarte con sus palabras si tu no le dejas.
- Pospón la conversación o la reunión a otro momento en el que te encuentres con más ánimo para “pensar bien”
La vida me ofrece cada día docenas de oportunidades de entrenar esta actitud de “pensar bien”, y no siempre lo consigo, pero no se trata de tener éxito siempre sino de intentarlo siempre, porque insistir es lo que nos conduce a lograr nuestro propósito.
PD IMPORTANTE: Este blog es un espacio de conversación. Te agradezco infinitamente si dejas algún comentario, reflexión, opinión, contraste, idea alternativa o lo que quieras, siempre con educación y con ánimo de profundizar, crecer e inspirarnos mutuamente. Gracias!