Últimamente no hago más que comentar sobre temas que me dan bastante pereza pero parece que no queda más remedio que hablar de ellos, y ahora toca Batasuna y la detención de buena parte de sus dirigentes.
En primer lugar, y como dijo Llamazares el otro día, no voy a derramar ni una lágrima por Batasuna: no tengo ninguna simpatía por esa formación ni por su gente ya que durante muchísimos años han demostrado que no tienen el más mínimo sentimiento de humanidad hacia nadie que no sean ellos y su entorno.
En segundo lugar diré que la detención de cualquier persona por el desarrollo de una actividad política, por mucho que me disgusten sus posiciones, me parece una auténtica barbaridad. Y que no me cuenten lo de que es una actuación judicial y lo de que es un poder independiente y todas esas milongas porque yo ya no trago. Es evidente para cualquiera con dos dedos de frente que todas estas actuaciones judiciales están dirigidas y alentadas desde el gobierno y para apoyar su estratégia política. Y veremos si tienen el más mínimo soporte jurídico, que no parece tan claro.
En tercer lugar, ¿es que nadie aprende nada del pasado, o es que no interesa aprender? Siempre que esta izquierda abertzale que no acaba de desmarcarse de ETA se encuentra en un momento de máxima debilidad social viene el gobirno de turno a echarle un cable para que remonte. Ahora ya tienen nuevos mártires por la causa, ya tienen un nuevo motivo para autoconvencerse de la inutilidad de la política, de la sinrazón y arbitrariedad del Estado y de sus leyes.
Pero claro, todo esto qué importa cuando hay por medio unas elecciones que hay que ganar.
Interesantísima