Cada vez falta menos para que se terminen los efectos más dolorosos de la pandemia de la covid que estamos viviendo, y va siendo hora poco a poco de ir hacia la «normalidad».
Como colectivo, como sociedad, veremos a qué normalidad se vuelve o se va, pero también hay una parte individual, personal de cada cual, que merece la pena reflexionar, no sea que simplemente la corriente nos lleve por donde sea y no por donde queramos.
Personalmente hay algunas cuestiones que la pandemia me ha ayudado a resituar y sobre las que no quisiera «volver» atrás, sino incorporarlas a mi normalidad futura:
En lo profesional, voy a intentar no volver a lo que ahora me parece una «locura» de dedicación y de viajes. Además de 25.000 km al año de coche, casi todas las semanas un par de viajes en avión y media de dos o tres días a la semana fuera de casa, jornadas habituales de 10-12 horas de trabajo… Lo hacía gustosamente, nadie me obligó en absoluto, pero ahora me parece como irreal volver a algo así. Incluso tener que desplazarme sí o sí a trabajar a un sitio concreto se me hace ahora un tanto absurdo teniendo en cuenta todo lo que puedo hacer de manera mucho más eficiente desde mi propia casa. Una reducción drástica de los viajes, una moderación de la presencialidad diaria y una racionalización del tiempo dedicado al trabajo creo que es algo que me gustaría sostener en el tiempo.
En lo personal en este tiempo he ganado mucho en cuanto a conocimiento de mi mismo, a base de dedicarme más tiempo, de reflexionar, de volver a escribir, de mantener unas rutinas diarias saludables para mi cuerpo y para mi mente. Todo ello me está resultando muy beneficioso y no quiero perderlo.
También durante este tiempo mi estilo de vida ha sido especialmente frugal (no es que antes fuera nada del otro mundo, pero desde luego no tanto como ahora) en el consumo de ocio, vacaciones, bares, restaurantes, ropa, etc, etc. Creo que mi «necesidad» de muchas de estas cosas ha cambiado y me gustaría mantener en parte esta moderación voluntaria del consumo de muchas de ellas.
Por contra, lo que más echo de menos, lo que estoy deseando de volver a hacer de manera habitual es retomar el contacto social con las personas a las que quiero (familia y amigos especialmente) y que en este tiempo he mantenido bajo mínimos para preservar las medidas de seguridad.
Aún queda tiempo para que esto acabe, pero por aquí está yendo mi reflexión.
¿Y la tuya? ¿Te animas a compartirla en los comentarios? Seguro que puede ser muy inspiradora para otras personas también.
Pues por aquí parecido. He sustituido las tres horas diarias de ir a la oficina y volver a casa por cinco minutos ida y vuelta. Hemos abierto oficina en Vitoria y el criterio para elegir el lugar ha sido casi poder ir en pijama, ja, ja. Y mucha presencialidad sustituida por videoconferencias, firmas online… Muchas cosas vienen para quedarse. Y en 15 días estoy inmunizado, así que volveremos a tener vida social.
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Pues suena a un buen cambio, zorionak!
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Gracias Pablo por tan interesantes reflexiones, que en gran medida comparto, es cierto que hemos aprendido a gestionar y resolver asuntos desde la distancia sin necesidad de estar presente, evitar viajes innecesarios que tienen un coste importante en tiempo, combustible, congestión del tráfico, contaminación, etc.
Confiemos que todos estos avances se mantengan, así como el saber valorar cosas que antes por abundantes no valorábamos en su justa medida y que ahora con la pandemia hemos puesto en valor.
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Gracias Miguel, lo de valorar adecuadamente algunas cosas que antes igual no le dábamos tanta importancia me parece muy relevante también
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