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Biopolis Cantábrica, año 2046

9 de mayo de 2046, hoy hace exactamente 40 años que comencé a escribir este blog, así que aprovechando esta fecha tan redonda, voy a iniciar una serie de publicaciones contando cómo es el mundo actual en el que vivimos, porque no se parece mucho al que había al inicio de este blog y estoy convencido de que resultará de gran interés conocer los cambios que se han producido.

Antes de que todo cambiase recuerdo que había una especie de frase que decía algo así como que éramos más capaces de imaginar el fin de la humanidad que el fin del capitalismo, y efectivamente parecía que lo que teníamos entonces era lo único posible, o en todo caso versiones aún peores y más malvadas. Afortunadamente sí que fuimos capaces, no solo de imaginar, sino de construir una manera diferente de organizarnos y de convivir en sociedad, y es lo que quiero contaros en esta nueva etapa del blog.

Los acontecimientos históricos que nos han llevado al punto en el que estamos ahora son ya conocidos así que no me voy a centrar en ellos, sino en detallar lo que me parece más interesante de cómo es ahora, en 2046, la vida, la sociedad, la política, etc.

A mis 76 años, es todo tan diferente hoy en día que a veces hasta a mí se me hace dificil de creer, pero empecemos por lo básico: sigo viviendo en mi apartamento de siempre en Getxo, aunque ahora ya no existe lo que antes era el municipio de Getxo porque toda la estructura basada en municipios, provincias, comunidades autonómicas y estados se desmontó hace ya unos cuantos años, a la vista de que no se adecuaba a las necesidades actuales de la ciudadanía.

La antigua Unión Europea es ahora, en su mayor parte, la Comunidad Biopolita Europea (CBE). Se desmontaron los Estados y sus anquilosadas estructuras y se constituyó una red regiones denominadas Biopolis, cada una de las cuales incluye un área que abarca una población de entre unos diez a quince millones de personas y un territorio que tiene recursos naturales suficientes para proveer de agua, alimentación y energía a todos sus habitantes de manera autónoma.

Nosotros vivimos en la «Biopolis Cantábrica» que abarca lo que antes era la zona norte de Portugal, Galicia, Asturias, León, zona norte de Burgos, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Pirineos Atlanticos, Landas y parte de la Gironda. Básicamente es la zona de la costa Atlántica norte desde el Duero hasta el Garona.

A nuestro alrededor tenemos las Biopolis de Carpetania, Guadalquivia, Fontiberia y Armagnac siendo en total 48 las que componen la CBE.

Cada Biopolis y la CBE en su conjunto, garantiza a cada persona ciudadana los medios básicos para su vida: agua, alimento, alojamiento, ropa, energía, educación, sanidad, cuidados, transporte, justicia y cultura. La producción de todos estos bienes y servicios se hace de manera comunitaria y planificada, atendiendo por un lado a la cobertura de las necesidades de la población y por otro lado a poder hacerlo con el consumo de recursos que garantiza el equilibrio ecológico global. Ya no se produce con el objetivo de obtener beneficio para el capital, sino con el de cubrir las necesidades básicas y hacerlo sin sobrepasar los límites ecológicos, y cada persona que vive en la Biopolis contribuye a ello con su trabajo, en función de sus posibilidades y de sus preferencias.

En definitiva la economía se basa en lo que antaño se empezó denominando la «Economía de la Rosquilla»: el sistema ha de garantizar la cobertura de las necesidades básicas y que no se sobrepasan los limites ecológicos. Entre ambos límites es donde se juega «el partido».

Es decir, dentro de esos dos límites, la economía es totalmente libre y se ofertan diversidad de productos y servicios, más allá de los básicos y eso conlleva ciertos grados de diferencia entre la ciudadanía, pero siempre de manera que nadie quede por debajo de la cobertura de sus necesidades básicas ni por encima de lo que sea ecológicamente soportable.

Cada Biopolis tiene sus propias particularidades pero todas ellas se gobiernan con un sistema basado en la transparencia, la participación y la responsabilidad.

En la Biopolis se diferencia claramente el ámbito en el cual se toman las decisiones y aquel en el que se han de ejecutar dichas decisiones. El primero se compone de la Asamblea Ciudadana y de la Junta de Garantías Ecosociales. La Asamblea Ciudadana la componen 100 personas elegidas por sorteo y que representan fielmente la diversidad social de la Biopolis. Se sortean anualmente y se encargan de tomar las decisiones asegurando que son beneficiosas para la comunidad. Para adoptar cualquier decisión, esta debe tener menos de un 25% de rechazo de la Asamblea.

La Junta de Garantías Ecosociales está compuesta por otras 100 personas, seleccionadas también por sorteo, pero en este caso solo entre aquellas personas que cumplen unos determinados requisitos de conocimiento y experiencia que se han prefijado por parte de la Asamblea. Es una especie de consejo de personas sabias, en su mayor parte personas con saberes en ciencias, tecnologías, leyes, etc. La Junta de Garantías tiene la función de analizar cada decisión adoptada por la Asamblea y asegurar que lo acordado no implica sobrepasar los límites ecológicos ni dejar a parte de la comunidad sin la cobertura de sus necesidades básicas. Si un 35% de los miembros de la Junta consideran que una decisión de la Asamblea sobrepasa esos límites, la pueden vetar y devolver con las oportunas sugerencias para una nueva deliberación.

Además de la Asamblea Ciudadana y la Junta de Garantías Ecosociales, existen lo que denominamos los procesos consultivos, que pueden ser a su vez decisorios o deliberativos. Los pueden convocar la Asamblea Ciudadana a su criterio y tienen diferente objetivo según el tipo: los deliberativos tienen por objeto consultar a la Biopolis sobre posibles soluciones a una cuestión sobre la que esté trabajando la Asamblea. En este caso el proceso se desarrolla mediante sesiones de formación y de proposición de ideas que se realizan en las Comunidades de Base (a las que llamamos «Combas» de manera coloquial) y que son comunidades de unas 150 personas que se utilizan para la educación cívica, formación para la comunidad, apoyo mutuo, etc. Los resultados de los debates en las «Combas» se recopilan y se remiten a la Asamblea para que las tenga en consideración.

En el caso de las Consultas decisorias, la Asamblea lo que solicita a la ciudadanía es una opinión sobre una propuesta concreta. Dicha propuesta es enviada a todas las personas y se realizan exposiciones y debates en las «Combas», para finalmente procederse a una votación digital en la que cada persona indica si está de acuerdo con la propuesta, si no está totalmente de acuerdo pero puede aceptar que salga adelante o si está totalmente en contra y quiere ejercer el veto contra la misma. El resultado es tomado en consideración por la Asamblea, y en especial si tiene más de un 25% de vetos.

Para la estructura ejecutiva denominada Intendencia General, se utiliza un sistema que combina la meritocracia, la elección y el sorteo: Para formar parte de la Intendencia, hay que cumplir una serie de requisitos de conocimiento y experiencia. Las personas que cumplen dichos requisitos, pueden presentarse si quieren a los distintos puestos de la Intendencia y toda la ciudadanía vota cada dos años a un máximo de 10 personas para cada puesto. Para la elección final de la persona que desempeñará el puesto, se realiza un sorteo entre las 5 personas que más votos han recibido.

Por otro lado, toda la estructura de personal profesional que se requiere para el funcionamiento de la Intendencia General (lo que antes era la administración pública, el funcionariado), se selecciona mediante un sistema que también combina meritocracia y sorteo.

El objetivo último de todos estos mecanismos es garantizar que las decisiones que toma la Biopolis tienen amplísimo respaldo social, no sobrepasan los limites establecidos y son llevadas a cabo de manera profesional y en beneficio del conjunto de la comunidad.

En próximas publicaciones os contaré cómo funciona todo el tema del trabajo, de la vivienda, del dinero, los viajes, y todo lo que queráis saber, y recordad que la realidad existió primero en la imaginación y el deseo.

El problema son los partidos

Brandenburger Tor

Brandenburger Tor

Más concretamente, el problema es la opacidad y la acumulación de poder de los aparatos de los partidos políticos, y me explico.

Nuestra constitución consagra en su artículo 6 a los partidos políticos como «instrumento fundamental de la participación política» y sobre los cuales únicamente se especifica que «Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos»

A pesar de que la propia Constitución establece en su artículo 23.1 que «Los ciudadanos tiene el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes«, lo cierto es que la única vía real de participación de la ciudadanía en la cosa pública es a través de los partidos ya que no se han establecido mecanismos efectivos de participación directa, salvo dos que teoricamente están contemplados en nuestro sistema pero que en la práctica han tenido un resultado nulo, y me refiero al referendum (tras la aprobación de la Constitución se han celebrado únicamente dos, uno para la entrada en la OTAN y otro para la ratificación de la Constitución Europea) y a la Iniciativa Legislativa Popular (mecanismo tan complejo del que se han iniciado en 30 años 66 procedimientos de los que tan sólo 9 consiguieron los requisitos legales y de estos sólo uno logró ser aprobado)

Es cierto que en los últimos años se han desarrollado interesantes iniciativas de participación ciudadana especialmente a nivel local, pero desgraciadamente se trata de mecanismos aislados, no sistemáticos y desconectados entre sí, más parecidos a pruebas piloto que a desarrollos de alcance, aunque siempre hay honrosas excepciones.

En definitiva, en nuestro sistema actual la paticipación de la ciudadanía en la gestión pública se hace prácticamente en exclusiva mediante representantes, los cuales son designados mediante elecciones en las que la ciudadanía tiene la capacidad de elegir entre diferentes opciones, diferentes listas de nombres, las cuales a su vez son decididas por los partidos políticos. Es decir, son los partidos los que deciden quién puede ser susceptible de ser elegido por la ciudadanía, y además la ciudadanía no tiene ninguna posibilidad de modificar esa decisión de los partidos ya que las listas son cerradas por lo que deben votarse al completo.

Son los partidos, y en concreto sus estructuras de poder interno, lo que se suele denominar el «aparato», quienes deciden quién se presenta a las elecciones y en qué puesto con lo que la capacidad de decisión de la ciudadanía queda totalmente limitada al igual que la propia libertad del candidato que debe su elección, en primer lugar, al «aparato» y sólo en segunda instancia a la ciudadanía. Esto concede un poder inmenso a un grupo muy reducido de personas que son quienes de verdad controlan quién sale finalmente elegido y quién no.

¿Qué medidas habrían de adoptarse para dar un vuelco radical a la situación? Aquí propongo algunas:

  1. Elecciones con listas abiertas de manera que se limite el poder de los partidos a la hora de decidir quien sale elegido y quien no.
  2. Adopción de la CCAA como circunscripción única en elecciones generales y autonómicas de manera que el resultado sea más ajustado al principio de una persona un voto.
  3. Limitación en la permanencia en el cargo: dos mandatos es suficiente para cualquiera y hay que evitar a toda costa la profesionalización del político. La política no es una profesión, es un servicio a la comunidad y como tal ha de ser temporal.
  4. Posibilidad de someter a consulta la legislación aprobada en el Parlamento cuando lo solicite un % de la población.
  5. Reducción del nº de firmas necesarias para la Iniciativa Legislativa Popular y obligación de admitirla a trámite y debatirla.
  6. Transparencia absoluta de los partidos y en especial de sus cuentas: hacer los ingresos públicos tanto de instituciones como de privados y los gastos igualmente públicos.
  7. Auditoría externa real de las cuentas de los partidos: lo que hace ahora el Tribunal de Cuentas es de risa: lo nombran los propios partidos, audita con cinco años o más de retraso, y sólo entra en los papeles que le dan los partidos
  8. Transparencia total de los procesos de contratación de las administraciones públicas.
  9. Control real de la evolución del patrimonio de los cargos públicos.
  10. Dotación de medios suficientes a los jueces y tribunales para la investigación de los casos de corrupción política.