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El problema son los partidos

Brandenburger Tor

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Más concretamente, el problema es la opacidad y la acumulación de poder de los aparatos de los partidos políticos, y me explico.

Nuestra constitución consagra en su artículo 6 a los partidos políticos como «instrumento fundamental de la participación política» y sobre los cuales únicamente se especifica que «Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos»

A pesar de que la propia Constitución establece en su artículo 23.1 que «Los ciudadanos tiene el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes«, lo cierto es que la única vía real de participación de la ciudadanía en la cosa pública es a través de los partidos ya que no se han establecido mecanismos efectivos de participación directa, salvo dos que teoricamente están contemplados en nuestro sistema pero que en la práctica han tenido un resultado nulo, y me refiero al referendum (tras la aprobación de la Constitución se han celebrado únicamente dos, uno para la entrada en la OTAN y otro para la ratificación de la Constitución Europea) y a la Iniciativa Legislativa Popular (mecanismo tan complejo del que se han iniciado en 30 años 66 procedimientos de los que tan sólo 9 consiguieron los requisitos legales y de estos sólo uno logró ser aprobado)

Es cierto que en los últimos años se han desarrollado interesantes iniciativas de participación ciudadana especialmente a nivel local, pero desgraciadamente se trata de mecanismos aislados, no sistemáticos y desconectados entre sí, más parecidos a pruebas piloto que a desarrollos de alcance, aunque siempre hay honrosas excepciones.

En definitiva, en nuestro sistema actual la paticipación de la ciudadanía en la gestión pública se hace prácticamente en exclusiva mediante representantes, los cuales son designados mediante elecciones en las que la ciudadanía tiene la capacidad de elegir entre diferentes opciones, diferentes listas de nombres, las cuales a su vez son decididas por los partidos políticos. Es decir, son los partidos los que deciden quién puede ser susceptible de ser elegido por la ciudadanía, y además la ciudadanía no tiene ninguna posibilidad de modificar esa decisión de los partidos ya que las listas son cerradas por lo que deben votarse al completo.

Son los partidos, y en concreto sus estructuras de poder interno, lo que se suele denominar el «aparato», quienes deciden quién se presenta a las elecciones y en qué puesto con lo que la capacidad de decisión de la ciudadanía queda totalmente limitada al igual que la propia libertad del candidato que debe su elección, en primer lugar, al «aparato» y sólo en segunda instancia a la ciudadanía. Esto concede un poder inmenso a un grupo muy reducido de personas que son quienes de verdad controlan quién sale finalmente elegido y quién no.

¿Qué medidas habrían de adoptarse para dar un vuelco radical a la situación? Aquí propongo algunas:

  1. Elecciones con listas abiertas de manera que se limite el poder de los partidos a la hora de decidir quien sale elegido y quien no.
  2. Adopción de la CCAA como circunscripción única en elecciones generales y autonómicas de manera que el resultado sea más ajustado al principio de una persona un voto.
  3. Limitación en la permanencia en el cargo: dos mandatos es suficiente para cualquiera y hay que evitar a toda costa la profesionalización del político. La política no es una profesión, es un servicio a la comunidad y como tal ha de ser temporal.
  4. Posibilidad de someter a consulta la legislación aprobada en el Parlamento cuando lo solicite un % de la población.
  5. Reducción del nº de firmas necesarias para la Iniciativa Legislativa Popular y obligación de admitirla a trámite y debatirla.
  6. Transparencia absoluta de los partidos y en especial de sus cuentas: hacer los ingresos públicos tanto de instituciones como de privados y los gastos igualmente públicos.
  7. Auditoría externa real de las cuentas de los partidos: lo que hace ahora el Tribunal de Cuentas es de risa: lo nombran los propios partidos, audita con cinco años o más de retraso, y sólo entra en los papeles que le dan los partidos
  8. Transparencia total de los procesos de contratación de las administraciones públicas.
  9. Control real de la evolución del patrimonio de los cargos públicos.
  10. Dotación de medios suficientes a los jueces y tribunales para la investigación de los casos de corrupción política.

Transparentando que es gerundio! 10 ideas fundamentales

Escultura berlinesa en homenaje a Georg Elser, el carpintero comunista que en 1939 trató de asesinar a Adolf Hitler

Escultura berlinesa en homenaje a Georg Elser, el carpintero comunista que en 1939 trató de asesinar a Adolf Hitler

En estos últimos días estamos sobrepasando todos los límites de la paciencia y del aguante ciudadano frente a la incompetencia, el saqueo y el engaño permanente al que nos someten todas las instituciones que se suponen son los pilares de nuestra sociedad, desde la corona, hasta los sindicatos, pasando por los partidos políticos, los empresarios, la prensa, la iglesia, la judicatura, el gobierno, el parlamento… (tenía pensado poner enlaces a noticias con ejemplos diarios de todo ello pero no tengo ganas de haceros más mala sangre de la necesaria, ya todos conocemos lo que hay)

El sistema democrático representativo, partitocrático y piramidal ha llegado a su fin; es evidente que no sirve para hacer progresar a una sociedad hacia el bien común; muy al contrario hemos descubierto que tras la fachada de grandes declaraciones bienintencionadas sólo había el interés por mantener la riqueza y el poder en manos del 1% de la población, en manos de los de siempre.

El sistema tardará un poco más o un poco menos en desmoronarse, y no lo hará de repente y estrepitosamente, pero que en unos pocos años no se parecerá en nada al actual es indudable; la verdadera cuestión, lo que nos estamos jugando en estos momentos es el después, lo que vendrá, lo que surgirá tras el desplome de la democracia post segunda guerra mundial.

Y en este punto estaréis conmigo en que las cosas solo pueden ir en dos direcciones: «o pa’lante o pa’tras» 😉

Efectivamente las cosas pueden ir hacia atrás: cabe la posibilidad de que el desapego brutal de la ciudadanía con el sistema imperante nos lleve a una deriva populista o incluso a una suerte de fascismo dulcificado, de dictablanda caramelizada o similar. No me extenderé en esta posibilidad porque como ya dije anteriormente, paso de contribuir a la extensión del miedo.

Sin embargo, lo emocionante del momento histórico que nos ha tocado vivir es que también cabe la posibilidad muy real de que toda la indignación, el cabreo, el desapego, la frustración y el hastío social que hoy vivimos, seamos capaces de canalizarlo para avanzar y profundizar en la auténtica democracia. Y para ello es absolutamente necesario sentar algunas bases sólidas, firmes y ampliamente consensuadas.

La primera de las bases de esta evolución democrática, a mi juicio, sería la TRANSPARENCIA en la gestión de lo público, de la cual propongo estas 10 ideas:

  1. La transparencia es un derecho de la ciudadanía, no una concesión graciosa de la clase política o de la administración.
  2. La transparencia es un requisito imprescindible para lograr la confianza ciudadana en las instituciones públicas y en las personas que las gestionan. Sin transparencia, la confianza se torna en simple fe.
  3. La transparencia es la vacuna más eficaz contra la corrupción, contra la arbitrariedad y contra el abuso de poder.
  4. La transparencia es radical, total, o no es, no hay términos medios.
  5. La transparencia son hechos, realidades y no discursos.
  6. La transparencia significa poner a disposición de la ciudadanía toda la información disponible en la gestión de la cosa pública y dejar que sea la propia ciudadanía la que se haga cargo de ella y la pueda analizar, tratar, cruzar, etc
  7. La transparencia ha de ser especialmente garantizada en el ámbito económico tanto de las personas dedicadas a la gestión pública como de las instituciones, organizaciones o empresas públicas.
  8. La transparencia la garantiza la exigencia y la presión ciudadana y no puede ser delegada en ninguna institución o tribunal
  9. La transparencia no tiene efectos secundarios perniciosos; si la porquería sale a la luz no es porque existe transparencia sino porque existe porquería
  10. La transparencia no es la solución a todos los problemas de nuestro sistema democrático, pero su ausencia si es el germen de todos ellos.

Más adelante hablaremos del resto de pilares necesarios para hacer evolucionar la democracia

¿Celebrando? la Constitución

Hace unas semanas, a través de Escolar.net, leí un fantástico artículo de Jesús Maraña sobre la «transición», nuestra Constitución y la democracia en general, que comparto al 100% y que es totalmente oportuna en el día de hoy.

Aquí os dejo algunos párrafos para abrir boca, pero merece la pena leerlo y pensarlo enterito:

«¿Treinta años no es plazo suficiente para realizar una autocrítica y asumir las lagunas, agujeros, hipocresías, improvisaciones y defectos de ese periodo político? ¿Cuántas décadas de ejercicio democrático son necesarias para abrir un debate reposado y argumentativo sobre la calidad de esta democracia y la posibilidad de mejorar y modernizar el edificio construido?»

Dragon«¿La interpretación de la letra constitucional debe ser la misma en pleno siglo XXI que la que en 1978 temblaba ante las amenazas de quienes llevaban cuarenta años disfrutando su victoria?»

«un Estado laico tolerante en el que la religión (cualquier religión) no mantiene privilegios ni interfiere en decisiones políticas o educativas; en una nación que trate exactamente igual a todos los ciudadanos a los que se extiende su soberanía, sean inmigrantes o nacidos dentro de sus fronteras;  en un Estado cuyo sistema impositivo persiga una justa distribución de la riqueza más allá del éxito personal al que cualquiera tiene derecho; en una democracia que respete y atienda las reivindicaciones de las minorías y no se someta exclusivamente a la desnuda regla matemática de la mayoría.»

(La foto es de Asier Gallastegi)

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