Dicen que vivimos la globalización de la diversidad, que en todas partes hay de todo, y que la diferencia se impone, pero yo en «mi mundo» lo único que veo es uniformidad, como la otra noche volviendo a Bilbao, en el aeropuerto: un autobus que vomita un río de docenas de hombres, todos hombres, todos con su traje oscuro y su maletín, inyectandose por vía auricular la penúltima dosis de su droga particular, un verdadero ejército que regresa a sus cuarteles después de todo el día en el frente, todos idénticos, imposibles de distinguir, perfectamente intercambiables entre sí… ¡viva la diferencia!
(La imagen es parte de la animación changes, que no te puedes perder, y la ví gracias a comentaloquequieras)
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Hontza 
¡Muy buena la animación! Yo también suelo tener esas pesadillas. Hace un tiempo hice una arenga un tanto naïve sobre la diversidad en la administración a la que llamé «administración en ensalada» (http://eadmin.blogspot.com/2006/03/administracin-en-ensalada.html), jugando con la oposición puré (masa indiferenciada) / ensalada (diversidad de elementos).
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Pablo, has expresado perfectamente el «síndrome del último vuelo de Madrid», esa sensación de irrealidad que todos hemos sufrido al llegar al aeropuerto después de un día de trabajo-viaje-relámpago a la capital del reino. Siguiendo el juego de Alorza, el puré se nos presenta -desde dentro- triste, oscuro y denso. Pena de ensaladilla rusa.
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Alorza, la metáfora del pure y la ensalada me parece fantástica: sencilla y absoutamente gráfica. Me la apunto.
Fernando mh, efectivamente, el otro día la sensación de «rebaño» que tuve fue muy intensa, y me hizo sentirme bastante raro e incómodo… supongo que sería el cansancio…
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