El fin de semana es buen momento para dedicarse a cosas menos serias. Hay un blog que me encanta que se llama No puedo creer que lo hayan inventado, en el que puedes enterarte de la salida al mercado de las cosas más inverosímiles, divertidas, absurdas y curiosas que puedas imaginar, desde un flotador de llaves para los que andan todo el día perdiéndolas en el mar (matarile, rile, rile, matarile, rilelon), hasta una iglesia hinchable con capacidad para 60 personas, y pasando por unos geniales muebles de piedra bien mullidita.
Mucho ingenio y un poco de humor
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