El conocimiento nos convirtió en una sola «humanidad»

Imagina que por un extraño fenómeno cuántico temporal, viajas en el tiempo y acabas en Tebas, al inicio del reinado de la primera mujer faraón de Egipto, Hatshepsut, en el año 1490 a.c.

Más de 3.500 años de diferencia. En este tiempo la humanidad ha avanzado hasta extremos inimaginables y tienes la oportunidad de transferirles todo el conocimiento del futuro, pero solo lo que tú realmente sabes ya que no tienes acceso a tus dispositivos, ni a internet ni a nada.

Seguramente les contarías las maravillas de las que dispone la humanidad en todos los campos, desde internet hasta los antibioticos, pasando por los coches, aviones, televisiones, el acero, el petroleo, las fibras sintéticas, el papel, la electricidad… la lista sería infinita!

Pero ¿cuanto de ese conocimiento de la humanidad podrías poner en práctica y enseñar, no solo relatar, sino explicar para ser usado por tus nuevos amigos egipcios? Si fuera yo el viajero en el tiempo no podría enseñarles realmente nada de nada relevante que supusiese un avance en su conocimiento… es increíble, pero supongo que al 99% de las personas les pasaría lo mismo que a mí.

Hemos logrado algo más increíble aún que el propio avance en conocimiento: hemos logrado una extraordinaria capacidad para acumular y usar colectivamente el conocimiento de las personas individuales.

En el resto de las especies con las que convivimos, el % del conocimiento total de la especie que tiene cada individuo es altísimo. Y cuando algún espécimen hace algún «descubrimiento», la cadena de casualidades que han de producirse para que ese conocimiento sea incorporado y aprovechado por toda la especie es brutal, por eso evolucionan tan lentamente.

Sin embargo, en nuestro caso, el % del conocimiento total de la humanidad que atesora cada persona individual es insignificante. Incluso la persona más sabia del mundo solo conocerá una ínfima parte de todo lo que sabe la humanidad como especie. Y por el contrario, cualquier nuevo descubrimiento puede beneficiar de manera rapidísima a toda o gran parte de la humanidad.

De hecho, estoy convencido de que en ese viaje en el tiempo, en el encuentro con nuestros ancestros, descubriríamos que, individualmente tenían muchísimos más conocimientos que cualquiera de nosotros hoy en día.

La evolución nos ha llevado del individualismo autosuficiente a la interdependencia absoluta. Nuestros conocimientos individuales no nos permiten sobrevivir individualmente, y muchísimo menos con el tipo de vida que tenemos actualmente.

La humanidad somos como un gran organismo vivo, formado por todo el conocimiento acumulado por todas las personas que han vivido, que viven y que vivirán. Nadie es solo una individualidad, nadie se ha hecho a sí mismo en exclusiva, nadie es totalmente autosuficiente… somos un@ y cada vez lo somos más.

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