«La burbuja inmobiliaria ha conseguido desplazar a las tradicionales fórmulas corteses. Si antes hablábamos del tiempo para romper el hielo en cualquier reunión, ahora basta exclamar: ¡cómo están los pisos!, para que la conversación se anime. Todos quieren contar la extraordinaria revalorización que ha experimentado la vivienda que adquirió o la plusvalía que obtuvo al vender el inmueble de aquella promoción que compró en planos.»
Así comienza un interesante post de Manuel Pimentel sobre la explosión o no de la burbuja inmobiliaria. Su análisis coincide en buena medida con el que hacía yo aquí el miércoles pasado, pero mucho mejor explicado, por supuesto.
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