Se multiplican las noticias con claros síntomas de que el mercado de la vivienda ha llegado a su tope máximo y ya sólo le queda una opción, la del descenso. La única duda reside en si ese descenso será brusco y por lo tanto se producirá un estallido de la burbuja inmobiliaria, o si por el contrario el descenso será suave y simplemente el mercado entrará en un periódo de cordura y cierta normalidad.

El precio medio de los pisos en Madrid ha bajado un 7,2%. Sí vale, en parte es porque se reduce el tamaño, pero no deja de ser significativo: la venta de viviendas cayo un 50% en Madrid y Barcelona y hay quien preve directamente el descenso de los precios para el 2007; aquí en Euskadi, tenemos el caso de Vitoria, donde ahora mismo ya sólo hay 250 viviendas libres nuevas en venta, y los promotores retrasan las construcciones por temor a tener que bajar los precios.

A pesar de todas las evidencias, o quizá precisamente por ellas, siguen apareciendo voces de expertos que finalmente resultan ser todos promotores, diciendo que no hay nada que temer, que la vivienda no baja nunca y que la gente siga comprando sin miedo… claro, el negocio les va en ello.

Pero los tipos de interés no dejan de subir, y las entidades financieras se las ven y se las desean para que no se note en el bolsillo del ciudadano hipotecado, al menos en lo que paga cada mes, aunque eso signifique tener hipoteca literalmente de por vida. Algún ingenuo pensará que mira que majos son los de los bancos que se preocupan de que la gente pueda seguir pagando su hipoteca… cuanto candor!!! Obviamente son los primeros interesados en que el negocio siga igual.