Hace unos días publiqué un post como humilde homenaje hacia una persona a quién apreciaba mucho y que había fallecido recientemente.
Gracias a ese sencillo post he podido contactar con personas que también querían a esa persona, y que de otro modo me hubiera sido imposible; he intercambiado emotivos emails con sus hijos y con varios amigos a los que no conocía, y también varias personas han podido mostrar su afecto y su cariño a través del blog.
Si no hubiese tenido el blog, me hubiera sido imposible compartir todo aquello que sentía y nunca su familia y sus amigos se hubieran enterado, ni nos hubieramos puesto en contacto.
A menudo cuando fallece alguien a quien apreciamos, a quien nos une una amistad un cariño, nos resulta muy difícil trasladarle esos sentimientos a sus seres más cercanos, a su familia y allegados, porque son momentos muy duros y parece que siempre vamos a molestar.
Sin pretenderlo, he tenido la oportunidad de comprobar cómo un blog puede romper esa barrera y unir en un mismo recuerdo a mucha gente, y reconfortanos si quiera un poquito a todos.
Un recuerdo que además queda indeleble en la blogosfera. Quién busque hoy en Google el nombre de mi amigo fallecido, encontrará entre los 5 primeros resultados, el homenaje de sus amigos y familiares.
El otro día comentaba cómo creía que serían las ruedas de prensa en el futuro y hoy pienso que en un futuro no muy lejano, dedicaremos webs, blogs o wikis a nuestras personas más queridas una vez fallecidas, para recordarles para siempre, para no olvidar lo que nos enseñaron y lo que vivimos junto a ellos, para mostrar y compartir nuestros sentimientos, y para que vivan para siempre más allá de nuestra propia memoria.
(La foto es de -sel-)
Mientras esté a buén recaudo un blog familiar, donde expongas parte de tu vida, de tus seres queridos, de tus sueños e ilusiones, estoy segura que las generaciones de uno mismo, recorrerán el sitio sabiendo más de sus propias vidas.
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Bonita reflexión.
Muchas gracias por la cita, Pablo.
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