Los tiempos cambian y si hace ya casi siete años, cuando nació Jon Ander, al tercer día ya estaba de vuelta al trabajo, ahora tengo la oportunidad de disfrutar de un permiso por paternidad de unas tres semanas.

No es que sea mucho tiempo, pero al menos podré disfrutar de los primeros días de vida de Asier, organizar un poco nuestra nueva situación, estar con Cristina más tranquilamente y también despegarme un poco del trabajo y tratar de coger perspectiva que falta me hace.

Tengo una lista enorme de cosas para hacer en estos días entre las que está la de bloguear mucho más a menudo; espero poder hacerlo.

Por cierto, un millón de gracias por todos los mensajes, comentarios, sms, mails, etc, etc de felicitación que me habéis enviado en estos días, habéis sido muy, muy amables.