Tras el primer análisis de los resultados electorales a nivel estatal, intentaré hacer un estudio lo más desapasionado que pueda del resultado electoral de IU (no será fácil, obviamente)
IU ha perdido en estas elecciones a un 25% de su electorado y tres diputados. No es el único partido que ha sufrido un descalabro, incluso los ha habido mayores, aunque al tratarse de partidos menores, tienen un efecto diferente: Coalición Andalucista ha perdido el 63% de su electorado, la Chunta Aragonesista el 60%, Esquerra el 55%, EA el 39%, Coalición Canaria el 33%, el PNV el 28%, en fin, toda una colección de fracasos más o menos estruendosos y con causas y efectos diferentes en cada caso.
La pérdida o ganancia de diputados ya sabemos que está injustamente condicionada por nuestro sistema electoral, pero no nos podemos quedar en la superficie del análisis indicando simplemente que somos victimas impotentes de un sistema injusto. La realidad sin duda es más compleja.
En todo caso el panorama que nos queda en IU tras las elecciones es muy preocupante: tan sólo en seis Comunidades estamos por encima del 3% de los votos, Asturias 7,35%; Andalucía 5,13%; Cataluña 4,93%; Madrid 4,69%; Euskadi 4,49% y Navarra 3,28%. En estas 6 comunidades está el 70% del voto de IU.
El descenso es especialmente significativo, por encima del 40%, en Euskadi, Navarra y Comunidad Valenciana. En este último caso la explicación parece estar en la «escisión» producida en IU en aquella Comunidad, pero lo de Euskadi y Navarra no tiene una causa tan clara. De todos modos lo analizaré con más detalle en un post específico sobre las elecciones en Euskadi.
De las otras Comunidades clave para IU, Madrid es la que más baja, un 29%, mientras que Asturias la que menos con un 13%, quedando en un intermedio Cataluña con un 15% y Andalucía con un 20% de descenso.
Parece claro que todo ese voto se ha ido al PSOE y a la abstención y que además no somos capaces de arañar voto de otros sitios (de los nuevos votantes y de los nacionalistas y regionalistas) En consecuencia deberemos analizar el motivo de la volatilidad de nuestro voto, de la escasa fidelidad de nuestros votantes y del poco atractivo hacia nuevos «nichos» electorales.
El futuro es incierto para IU, no vamos a negarlo: además de todos los condicionantes externos, carecemos de un liderazgo potente y ahora mismo no parece fácil encontrarlo (la salida de Llamazares es lógica y coherente con la situación), el rumbo del proyecto no está definido y tengo la sensación de que no hay la serenidad interna como para reflexionar y buscar una salida seria y de futuro.
Lo que parece claro es que lo que hemos hecho hasta ahora nos ha traído hasta aquí que desde luego no es donde queríamos llegar, así que ya podemos empezar a hacer cosas diferentes para intentar cambiar de rumbo o de lo contrario quizá no haya siquiera camino que recorrer.