Hace ya casi tres años que escribo un diario.
Lo hago casi todos los días, o al menos cuatro o cinco por semana. Escribo en cuadernos en papel.
Hasta hace poco lo escribía por la mañana, a primerísima hora, antes de hacer ninguna otra cosa. Desde hace poco lo escribo por la noche, después de cenar, cuando estoy tranquilo antes de ir a dormir.
Reflexiono sobre mi día, sobre mi estado de ánimo, sobre las cosas importantes que han sucedido, escribo mis respuestas a cuatro preguntas fundamentales que me hago cada día… con ello busco acercarme lo más posible a ser la persona que realmente quiero ser, cosa que no es tan sencilla como parece ya que la vida parece confabularse cada minuto para poner en mi camino infinidad de distracciones, problemas, estímulos contradictorios, sorpresas, posibilidades alternativas, etc, etc, etc…
A veces releo lo que escribía hace un año o dos, y a veces releo varios meses y me redescubro y veo las corrientes de fondo de mi vida, y entiendo lo que me pasa hoy porque leo lo que me pasaba el año pasado.
Además escribir el diario me ayuda a sacar temas de mi cabeza, es como si los dejase ahí guardados para otra ocasión, para cuando toquen, ya no necesito tenerlos todo el rato en mente para que no se me olviden.
Escribir es terapéutico, esto se sabe desde hace muchísimo tiempo, pero para mí es como conversar conmigo mismo, pero por escrito. Siempre me ha gustado más escribir que hablar (y mira que me gusta hablar…) Las cosas importantes, si puedo, las digo por escrito porque puedo pensar mejor lo que quiero decir y cómo lo quiero decir. Y las conversaciones con uno mismo siempre son importantes.
No suelo dar consejos en mis post. La mayoría son partes de ese diario personal que me apetecen compartir, pero hoy sí quiero darte un consejo que estoy completamente seguro de que te va a ir bien: elige un cuaderno, un bloc o lo que quieras, y empieza hoy mismo un diario… no te vas a arrepentir.